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Tratamientos para combatir la endometriosis
Cuando una mujer empieza a sentir los síntomas relacionados con la endometriosis, es posible que pasen incluso años hasta que recurre a los servicios médicos para su diagnóstico y tratamiento. No en vano, se considera que la endometriosis es una enfermedad benigna que requiere tiempo para manifestarse. El origen y causas de la endometriosis están ampliamente documentados y reconocidos en el ámbito médico. Actualmente, se sabe que parte del flujo de sangre que se produce durante la menstruación se dirige a la cavidad peritoneal —lugar donde el material potencialmente infeccioso debe ser reabsorbido por el sistema inmunológico de cada mujer—, no puede ser absorbido totalmente por el sistema inmunitario y se acumula, provocando que se empiecen a producir implantes endometriales consistentes en la adhesión de este material en prácticamente cualquier localización de la cavidad abdominal (ovarios, trompas, peritoneo…).
Estas pequeñas porciones de tejido endometrial ‘fuera de sitio’ da lugar a los síntomas de la endometriosis, que pueden manifestarse en trastornos menstruales, dismenorrea e incluso en la dificultad para quedarse embarazada.
¿Cómo se detecta la endometriosis?
En la actualidad, en las clínicas de reproducción asistida disponemos de muchos instrumentos de diagnóstico, que se adaptan a las necesidades de cada paciente en función de sus necesidades específicas. Entre ellos se encuentran los ultrasonidos, para detectar quistes ováricos; la tomografía axial computarizada (TAC), para el diagnóstico de la endometriosis en cavidades abdominales más inaccesibles; las imágenes de resonancia magnética (IRM), que permiten establecer la localización y profundidad de las lesiones, y, por último, la laparoscopia pélvica, una técnica que ha sustituido a la laparotomía por su carácter menos invasivo y que, en el presente, es el método más utilizado para el diagnóstico y tratamiento de la endometriosis.
Tratamientos de la endometriosis
A pesar de que existen multitud de opciones para el tratamiento de la endometriosis, ya sea para reducir el dolor o para tratar la infertilidad asociada a la misma, no existe una cura definitiva y genérica. Por esta razón, los servicios de las clínicas de reproducción asistida siempre deberán adaptar el tratamiento en función de la edad, la gravedad de la enfermedad y el número de hijos previos de la mujer. Por lo que el optar por un tratamiento u otro dependerá siempre de las características personales de cada mujer.
Una opción en la endometriosis crónica y mantenida a lo largo del tiempo es la laparoscopia. La laparoscopia es una técnica quirúrgica que aporta muchas ventajas. El cirujano hace una pequeña incisión por la que introduce una cámara para observar la presencia de estos implantes endometriales y proceder a su eliminación quirúrgica. Esta técnica es la que ofrece las mejores tasas de recuperación tras la intervención.
Existen también técnicas no quirúrgicas que se basan en la búsqueda del equilibrio hormonal para conseguir los estados bioquímicos adecuados y propios de un estado óptimo de salud. Estos métodos se basan en la administración de hormonas, con combinaciones de estrógenos y progesterona. Esta combinación produce cambios en el tamaño y función del endometrio que imitan el perfil hormonal de una mujer embarazada. Un tratamiento hormonal continuado produce una reducción de las lesiones propias de la endometriosis, así como una reducción de los síntomas y mejora de la capacidad de la mujer para quedarse embarazada.
Los tratamientos hormonales tienen una buena aceptación, ya que se basan en la utilización de hormonas similares o idénticas a las que contienen los anticonceptivos. Su administración puede ser mediante implantes subdérmicos o toma oral, y actúan suprimiendo la función ovárica.
Después de haber repasado los tratamientos quirúrgicos y los no invasivos para el tratamiento de la endometriosis, cabría mencionar que, en la actualidad, se considera de igual transcendencia la planificación terapéutica y multidisciplinaria a largo plazo a la hora de afrontar la endometriosis. Desde este punto de vista, no solo se tienen en cuenta los aspectos biológicos y los síntomas de la enfermedad, sino que se intenta también abordar la calidad de vida de la mujer desde una perspectiva más comprensiva, en la que se tienen en cuenta otros aspectos como la dieta, la capacidad de gestión emocional, los hábitos saludables, etc. Los últimos avances en el tratamiento de la endometriosis indican que la genética también podría estar jugando su papel en el desarrollo de la misma, llegándose a descubrir hasta a 983 genes involucrados y expresados fenotípicamente en el endometrio de pacientes con endometriosis. Esto supondría que la alteración y modificación de los mismos a través de la terapia genética podría suponer un rayo de esperanza para todas aquellas mujeres que padecen esta enfermedad y también para las que aspiran a quedarse embarazadas.
La endometriosis no es sinónimo de infertilidad
Para entender un poco mejor esta enfermedad, cabe recordar que la endometriosis no siempre deriva en infertilidad. Puede ser un factor que no esté ayudando al proceso, pero no conlleva una causalidad tan marcada como en otras patologías. Muchas mujeres con endometriosis tienen hijos de manera natural, sin ninguna dificultad, mientras que a otras les puede costar mucho tiempo y esfuerzo conseguirlo… y lo consiguen: bien de manera natural o bien acudiendo a clínicas de reproducción asistida.
La excepción se daría cuando la endometriosis de la mujer está lo suficientemente avanzada y ha dañado a uno o más de los órganos involucrados en el embarazo. En el caso de que los ovarios, el tejido endometriósico puede ir formando quistes (endometriomas) que vayan poco a poco reduciendo el volumen de tejido sano. La inflamación de estos implantes endometriósicos mes a mes también puede acabar por obstruir las trompas de Falopio. Algunos estudios también informan de que la endometriosis se debe a que los óvulos son de peor calidad.