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Congelar óvulos para preservar la fertilidad: tú decides cuándo quieres ser madre
Congelar óvulos para la preservación de la fertilidad es una decisión que cada vez más mujeres toman. Consiste en la extracción de los ovocitos de una paciente y su conservación para un uso futuro. Hablamos de preservación de la fertilidad por causa “social” cuando no hay una enfermedad (como pudiera ser un cáncer o una cirugía ovárica agresiva) que nos lleve a realizar el procedimiento.
Cada vez son más las mujeres que deciden congelar sus óvulos para preservar la fertilidad cuando no se están planteando la maternidad a corto plazo. Esto les permite conservar las opciones de ser madre a partir de cierta edad. Hoy hablaremos de la vitrificación ovocitaria: cuándo se recomienda y qué ocurre después.
Congelar óvulos: ¿cuándo es el mejor momento?
Sabemos bien que la fertilidad femenina va a ir mermando a partir de los 35 años. Nos referimos a la cantidad y a la calidad de los ovocitos. Desgraciadamente, a día de hoy no existe ningún procedimiento que nos permita retrasar o revertir este proceso.
Por otra parte, la edad media de la maternidad no ha dejado de aumentar en los últimos años. Actualmente, más de un tercio de las españolas tienen su primer hijo con más de 35 años, y cada vez son más las mujeres que dan a luz por encima de los 40 años. La situación económica, la carrera profesional, los estudios o simplemente una decisión personal son los motivos de este hecho.
Para intentar asegurarnos de que los ovocitos que vitrificamos tienen una calidad los más alta posible, lo ideal sin duda sería hacerlo antes de los 35 años.
Más allá de esa edad también es posible realizar el tratamiento, pero tenemos que ser conscientes de que las posibilidades de éxito en el futuro van a ser menores, y quizás necesitemos vitrificar un mayor número de ovocitos.
¿Cómo es el tratamiento para congelar óvulos?
La vitrificación de óvulos es una técnica especial que nos va a permitir mantener intactas las propiedades de los ovocitos hasta el momento de su descongelación. Una vez vitrificados, los óvulos pueden ser conservados sin límite de tiempo. Además tras su desvitrificación, tendrán la misma calidad que si acabasen de ser extraídos.
El proceso se compone de varias etapas.
Inicio: evaluación de la fertilidad
Lo primero que necesitamos hacer es un estudio ginecológico completo y una evaluación de la fertilidad. Esto nos permite individualizar el tratamiento y ver qué es lo más recomendable para cada paciente.
Estimulación ovárica
Después realizaremos una estimulación ovárica. Este tratamiento será diferente según las características de cada mujer. En general podemos decir que su duración estará entre los 10-12 días. En este periodo estaremos administrando medicación para estimular el desarrollo de múltiples folículos en los ovarios. En casos muy seleccionados podríamos plantearnos también usar el ciclo natural de la paciente, sin usar medicación. Todo este proceso tendrá que ser monitorizado con ecografías periódicas y analíticas hormonales.
Punción folicular
Cuando los folículos han alcanzado un tamaño adecuado, haremos la punción folicular. Consiste en la extracción de los ovocitos mediante aspiración con una aguja por vía vaginal. Es una intervención sencilla, con una duración de entre 10 y 20 minutos y que normalmente realizamos bajo sedación para evitar molestias. La recuperación es muy rápida y generalmente en una o dos horas las pacientes pueden realizar una vida normal.
Vitrificación de los ovocitos
Una vez hemos extraído los ovocitos procedemos a su vitrificación en el laboratorio. Los ovocitos ya vitrificados serán conservados en tanques de nitrógeno líquido hasta que decidamos utilizarlos de nuevo.
¿Qué pasará cuando decida ser madre después de congelar óvulos?
En este punto el proceso será bastante más sencillo. Tendremos que desvitrificar los ovocitos y fecundarlos con el semen de tu pareja, o de un donante. Esto depende si decides ser madre sin pareja o en casos de parejas homosexuales. Tras la fecundación tenemos que esperar a que los embriones evolucionen hasta el estado de blastocisto. En ese momento estarán listos para transferirlos dentro del útero.
La transferencia embrionaria es una técnica habitualmente sencilla. No es dolorosa y no requiere anestesia. Se realiza en muy poco tiempo. Su objetivo es colocar el embrión dentro del útero para que pueda implantarse y dar lugar a un embarazo.
La preparación para la transferencia se puede hacer en un ciclo natural (sin usar medicación) o con una medicación hormonal que ayude a preparar el endometrio. Lo ideal es individualizar según cada caso cuál es la mejor estrategia.
Si tienes cualquier duda o quieres saber cuánto cuesta congelar óvulos, puedes consultarlo en nuestra web. Además, puedes solicitar una primera cita gratuita para que uno de nuestros especialistas te explique el proceso y los pasos a seguir.