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¿Qué son los disruptores endocrinos y cómo evitarlos?
Los disruptores endocrinos, también conocidos como disruptores hormonales, son un conjunto de sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal. Aunque no somos conscientes de muchos de ellos, forman parte de nuestra vida diaria a través de la alimentación, los factores ambientales o los productos de belleza. La exposición a estas sustancias puede causar problemas de salud, como diabetes, obesidad o, incluso, infertilidad femenina y masculina. En el artículo de hoy, veremos qué otras enfermedades o trastornos ocasionan, dónde se encuentran y cómo evitar los disruptores endocrinos.
Disruptores endocrinos: qué son y cómo afectan
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los disruptores endocrinos son todas aquellas sustancias exógenas que ocasionan alteraciones en el sistema endocrino y, por tanto, generan efectos adversos sobre la salud. No obstante, una misma sustancia puede actuar de forma diferente en función de la concentración en la que se encuentre y el momento concreto de desarrollo del tejido con el que entre en contacto. Por esta razón, los disruptores hormonales son especialmente perjudiciales durante el embarazo y el desarrollo postnatal. Además, no siguen un patrón lineal, por lo que pueden actuar en dosis muy bajas y no hacerlo en otras más elevadas.
Los efectos de los disruptores endocrinos sobre el organismo son muy variados, puesto que interfieren en el correcto funcionamiento de numerosas hormonas que forman parte del sistema endocrino. De hecho, pueden bloquear su función por completo o, en cambio, potenciarla, lo que en ambos casos es perjudicial. Aunque todavía se desconocen los efectos de muchos de ellos, afectan especialmente a la salud reproductiva y sexual. Algunas de las enfermedades o trastornos más habituales son:
- Daños en la salud reproductiva femenina: infertilidad, ovarios poliquísticos, pubertad precoz, endometriosis…
- Daños en la salud reproductiva masculina: reducción de la calidad del semen, problemas de fertilidad, malformaciones congénitas genitales, posición anormal de la apertura de la uretra…
- Enfermedades metabólicas: diabetes, obesidad, síndrome metabólico…
- Alteraciones en la tiroides: hipotiroidismo, hipertiroidismo, cáncer…
- Alteraciones en el desarrollo del sistema neurológico: autismo, problemas de aprendizaje, dificultades de concentración…
- Trastornos del sistema neuroinmunológico: esclerosis múltiple, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica…
¿Dónde se encuentran los disruptores endocrinos?
En la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lista de disruptores endocrinos se sitúa alrededor de un millar de químicos, aunque se siguen realizando continuos estudios e investigaciones. Algunos de los más frecuentes son el bisfenol A, las benzofenonas, los ftalatos o el triclosán. Estas sustancias no solo son perjudiciales para la salud humana, sino también para otros seres vivos y el medio ambiente. Los disruptores hormonales están presentes en productos que utilizamos en nuestro día a día, por lo que es posible entrar en contacto con ellos a través de la piel, al inhalarlos o, incluso, al ingerirlos. Los más comunes son:
- Ambientadores
- Electrodomésticos
- Envases de productos, especialmente de plástico
- Insecticidas o pesticidas
- Materiales de construcción o de uso industrial
- Pinturas y tintas
- Productos de belleza o de higiene personal
- Productos de limpieza
- Tejidos
¿Cómo evitar los disruptores endocrinos?
En función del tipo de disruptor hormonal del que se trate, puede eliminarse rápidamente o, por el contrario, acumularse en el organismo a largo plazo, lo que es determinante para la salud. Aunque actualmente parece difícil no exponerse a los disruptores endocrinos, es posible reducir su contacto adoptando una serie de cambios en nuestro estilo de vida, especialmente en las mujeres embarazadas y los niños recién nacidos. Para ello, los especialistas recomiendan seguir esta pautas:
- Llevar una dieta saludable y natural: la alimentación ha de ser rica en frutas y verduras, preferiblemente ecológicas. Además, deben lavarse y pelarse antes de su consumo. En cambio, no es aconsejable la ingesta de comida procesada y ultraprocesada, enlatados o el exceso de pescado azul de gran tamaño.
- Utilizar productos de belleza naturales: elige productos de higiene y belleza libres de parabenos y elaborados con ingredientes de origen natural.
- Cuidar la exposición a sustancias tóxicas: se debe evitar, en la medida de lo posible, el uso de productos de limpieza, ambientadores en spray, insecticidas o pesticidas que contengan disruptores endocrinos. En cualquier caso, recuerda leer siempre la etiqueta de los productos.
- Evitar los objetos elaborados de materiales sintéticos o de plástico: es preferible optar por envases de materiales inertes como el vidrio y evitar el PFOA o ácido perfluorooctanoico en utensilios de cocina. Otra medida, por ejemplo, puede ser el priorizar que los muebles o juguetes sean de madera.
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