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Diferencias entre FIV en protocolo largo y corto
FIV: ¿protocolo largo o corto? Cuando hablamos del protocolo, nos referimos a la estimulación ovárica. Esta consiste en la administración de hormonas a niveles suprafisiológicos con el objetivo de conseguir más de un ovocito para fecundar en el laboratorio en el contexto de una FIV. Este período dura, de media, 10-12 días, tras los cuales se realiza la punción ovárica o extracción de ovocitos.
Hay múltiples fármacos disponibles actualmente en el mercado para realizar esta estimulación. Asimismo, hay distintos protocolos o esquemas de medicación que se pueden aplicar.
En este blog, la Dra. Nereida Galajares, ginecóloga de miniFIV, nos habla de dos tipos de protocolos de estimulación: el largo con agonistas y el corto con antagonistas.
Protocolo largo en una FIV
La estimulación ovárica empleando agonistas es lo que conocemos comúnmente como “protocolo largo”. Este es uno de los métodos de estimulación de los que disponemos desde los comienzos de la FIV.
¿En que consiste el protocolo largo en FIV?
En este protocolo, se inicia la administración de agonistas diarios inyectados desde la mitad de la fase ovulatoria del ciclo previo, es decir, en el día 21 de un ciclo de 28 días. Estos agonistas se administran con el objetivo de tratar de impedir la ovulación antes de la punción ovocitaria.
Con la menstruación, se realiza una ecografía para corroborar que los ovarios estén en reposo. Si es así, se inicia la estimulación con gonadotropinas. Desde este punto, se suele disminuir la dosis de agonistas a la mitad, y continuarla hasta el final de la estimulación.
Durante estos 10-12 días que dura la estimulación con gonadotropinas y agonistas, se van haciendo ecografías seriadas. Así se controla el crecimiento de los folículos en los ovarios. Cuando alcanzan la medida adecuada, se programa la extracción de ovocitos o punción ovocitaria.
Para que los ovocitos estén maduros el día de la punción, 36 horas antes de la misma es necesario administrar una medicación inyectada de Hcg. Tras la punción se inicia una suplementación con progesterona vaginal para favorecer la implantación del embrión que se transferirá 5 días después.
Pros y contras del protocolo largo en FIV
La principal ventaja de este protocolo es que se impide la liberación prematura de LH, evitando la ovulación precoz. Disminuye por tanto el número de tratamientos cancelados por este motivo. Además, permite programar con más exactitud la fecha de la punción.
Otra de las grandes ventajas es que se maximiza que el desarrollo folicular sea sincrónico. Este aspecto es muy relevante a la hora de conseguir el mayor número de ovocitos maduros el día de la extracción.
Sin embargo, la principal desventaja de este protocolo es la existencia de una mayor incidencia de cuadros de síndrome de hiperestimulación ovárica. Esto se debe a la necesidad de tener que emplear HCG para desencadenar la ovulación.
Además, requiere más días de inyecciones subcutáneas y una mayor cantidad de gonadotropinas, por lo que puede ser más molesto para las pacientes. Se incrementa también el coste del tratamiento.
Protocolo corto con antagonistas en una FIV
El protocolo corto surgió hace 20 años con la incorporación de los fármacos antagonistas de la GnRH al campo de la reproducción humana. El objetivo era evitar una ovulación prematura durante la estimulación ovárica, al igual que los agonistas en el esquema de medicación previo.
¿En que consiste el protocolo corto en FIV?
En este tipo de estimulación se inician directamente las gonadotropinas entre el 2º y el 3º día de la menstruación y se inician los controles ecográficos seriados. Cuando la mayoría de folículos alcanzan los 14 mm de diámetro, se inicia una inyección diaria del antagonista. Además, se continúa con las gonadotropinas hasta el final de la estimulación.
Posteriormente, cuando los folículos están preparados, se programa la aspiración de los mismos y, 36 horas antes, se inyecta un inductor de la ovulación para que los ovocitos estén maduros ese día. En este tipo de protocolo no solo se puede usar HCG para inducir la maduración ovocitaria, sino que también se puede usar agonista, ya que no lo hemos usado previamente para frenar los ovarios como en el otro protocolo.
Pros y contras del protocolo corto en FIV
La principal ventaja de este tipo de estimulación es que permite evitar el síndrome de hiperestimulación ovárica en la mayoría de casos. O bien, en todo caso, se minimiza su gravedad. Esto se consigue administrando agonista en vez de HCG el día de la programación de la punción, en aquellos casos en los que haya más riesgo de que ocurra este cuadro clínico. Un ejemplo serían las mujeres con ovario poliquístico, o aquellas con más de 15 folículos en las ecografías previas a la punción. También podrían ser pacientes que tengan cifras de estradiol por encima de 3500 pg/mL antes de la extracción de ovocitos.
Esto ha supuesto un gran avance en el campo de la reproducción asistida, ya que ha disminuido significativamente el riesgo de los tratamientos de FIV. Esto es así porque disminuye la tasa de hospitalización por síndrome de hiperestimulación ovárica.
Otra gran ventaja es que la dosis de gonadotropinas necesaria, el número de inyecciones y la duración de la estimulación son menores. Por tanto, es un tratamiento menos agresivo, más cómodo y menos costoso para las pacientes.
En cambio, la gran desventaja es que la respuesta inicial de los folículos, al no haber sido frenados previamente, es más rápida. Esto da lugar en muchas ocasiones a una asincronía folicular en los primeros días de estimulación. Sin embargo, esta asincronía folicular inicial puede evitarse administrando un anticonceptivo hormonal oral en el ciclo anterior al de la estimulación ovárica.
Además, cuando introducimos el antagonista durante la estimulación, este frenará el desarrollo de los folículos que vayan más avanzados. Esto permitirá el avance de los folículos menores, sincronizándose así finalmente la respuesta en la mayoría de casos.
¿Ofrece el protocolo largo de FIV mejores resultados?
En las últimas revisiones de artículos científicos publicadas, no se encontraron diferencias significativas en las tasas de implantación, ni en las de gestación clínica, ni en las de recién nacido vivo tras usar uno u otro protocolo.
Por tanto, en aquellas pacientes con riesgo de síndrome de hiperestimulación ovárica debemos siempre priorizar el uso de protocolo corto con antagonistas. En cambio, el protocolo largo con agonistas es una excelente opción en las pacientes que tienen buena reserva ovárica pero que hayan tenido previamente una respuesta asincrónica a un protocolo corto con antagonistas.