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¿Afecta la contaminación a la fertilidad?
De sobra es sabido que la contaminación ambiental puede tener efectos perjudiciales sobre nuestra salud, especialmente para aquellos que vivimos en áreas urbanas. De hecho, en los últimos años se han publicado varios estudios que alertan de los efectos de la contaminación sobre la fertilidad.
Pero con “contaminación” no nos referimos solo a la calidad de aire, también a la del agua, a la dieta (con los alimentos ultraprocesados o con la presencia de pesticidas, por ejemplo), a la presencia de disruptores endocrinos…
Está más que probada la relación de muchas de estas sustancias con multitud de patologías como el asma, las enfermedades cardiovasculares, la dermatitis atópica y distintos tipos de cáncer, entre otros.
Es cierto que la razón principal del aumento de la infertilidad / esterilidad que hemos visto en los últimos años está muy relacionado con el aumento en la edad materna que se ha producido progresivamente desde la segunda mitad del siglo pasado. Sin embargo, cada día en consulta seguimos encontrándonos con pacientes que tienen una reserva ovárica o una calidad ovocitaria bastante inferior a lo esperado por su edad.
Aunque hay una enorme cantidad de factores que pueden explicar este fenómeno (causas genéticas, presencia de algunas enfermedades como la endometriosis, tratamientos de quimio o radioterapia, tabaco…) algunos autores se han planteado si puede haber alguna relación con todos estos contaminantes de los que hemos hablado.
¿Cuáles son estas sustancias dañinas?
Es impresionante la cantidad de compuestos químicos a los que estamos expuestos diariamente. En el aire que respiramos nos encontramos óxidos de azufre, de nitrógeno, sulfuro de hidrógeno, compuestos halogenados… Podríamos extendernos casi hasta el infinito.
Sin embargo, nos gustaría detenernos un poco en los disruptores endocrinos. Los disruptores endocrinos constituyen una lista muy larga de sustancias que son capaces de alterar el sistema hormonal humano. Además, lo hacen de forma acumulativa e irreversible.
Convivimos con estas sustancias de forma habitual. Se encuentran en los materiales plásticos, en pesticidas e insecticidas que ingerimos con la dieta, en productos cosméticos, en algunos tejidos… Precisamente por ser elementos que interaccionan con el sistema hormonal, se piensa que tienen una importancia mayor sobre el sistema reproductor.
¿Cómo afectan a la fertilidad?
Ya se han realizado bastantes estudios que confirman que la contaminación tiene un efecto negativo sobre la reproducción humana. Parece ser que el principal daño va a estar en la formación de gametos (es decir, de ovocitos y espermatozoides) y que este daño va a afectar su cantidad, pero sobre todo a su calidad (lo que va a provocar alteraciones en el embrión).
La mayor parte de los estudios se han realizado sobre el semen, algo lógico si tenemos en cuenta que es mucho más fácil acceder a muestras de semen que de ovocitos y que la formación de los espermatozoides es muy rápida.
Está claro que la exposición a distintos contaminantes ambientales reduce la cantidad y la movilidad de los espermatozoides, aumentando además la proporción de espermatozoides anormales. Más recientemente se ha demostrado su asociación con anomalías de la fragmentación de ADN que portan los espermatozoides, que también va a ser muy importante a la hora de formar un embrión.
Asimismo, se están viendo alteraciones en los niveles hormonales de hombres sometidos a distintos ambientes especialmente contaminantes, con aumento de los niveles de FSH y disminución de los niveles de testosterona.
Los estudios en ovocitos son mucho menos extensos por los motivos que hemos mencionado, pero podemos sacar algunas conclusiones. Parece que en mujeres expuestas a algunas sustancias contaminantes (como los derivados del benceno), el ciclo menstrual se alarga hasta casi dos días por cada cinco años de exposición. Esto puede parecer poca cosa, pero ya nos indica que hay un efecto sobre el sistema hormonal femenino.
Además, en estudios en animales se ha demostrado que los que estaban expuestos a este tipo de sustancias tenían un menor número de folículos que aquellos que no habían sido expuestos. Estos datos son bastante preocupantes, pero sin duda hace falta profundizar en el estudio de los efectos de los contaminantes en el aparato reproductor femenino.
El problema principal que presentan casi todos los estudios es que es muy complicado saber cuál es el efecto individual de cada uno de los contaminantes, ya que todos nosotros estamos expuestos a una gran cantidad de ellos simultáneamente. Por el mismo motivo no es fácil conocer cual es el mecanismo de acción concreto por el que perjudican la fertilidad, aunque la mayoría de investigadores están de acuerdo en que las alteraciones hormonales y el daño al ADN serían los más importantes.
En definitiva, necesitamos profundizar en estos conocimientos para ser capaces de detectar cómo nos están perjudicando y qué podemos hacer para evitarlo. Mientras tanto, no nos queda si no intentar tener unos hábitos de vida lo más saludables posible y concienciarnos de la importancia que los efectos de la contaminación tienen en nuestras vidas.