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Baja reserva ovárica: síntomas y tratamientos
Antes de empezar a hablar de baja reserva ovárica, sería conveniente definir a qué hace referencia el concepto de «reserva ovárica». La reserva ovárica tiene que ver con el número de óvulos que la mujer tiene disponibles en un momento dado; siendo esta cantidad finita, con un límite establecido que hace que la fertilidad de la mujer se vaya perdiendo con la edad. De esta manera, los especialistas pueden establecer predicciones acerca del momento en que la mujer empezará a tener dificultades para quedarse embarazada, en función de la cantidad de óvulos detectados y el cálculo del tiempo que van a estar disponibles. En este post vamos a intentar dilucidar los motivos de una baja reserva ovárica, así como los métodos utilizados para su diagnóstico y posibles tratamientos. Caben mencionar los tres factores que determinan el total de la reserva ovárica: ritmo de pérdida (o atresia), influencia de factores externos o individuales, y dotación folicular al inicio del proceso. La pérdida de óvulos a un ritmo regular no representa per se un problema médico, sino que esa pérdida hace referencia a un proceso continuo e irreversible, determinado biológicamente.
Acercándonos al fenómeno
El ovario femenino consigue desarrollar toda su capacidad funcional durante el desarrollo embrionario. Ya en ese momento, se considera que la ovogénesis (producción de óvulos) ha quedado marcada crono-genéticamente; dicho de otra manera, el reloj ha empezado a contar y cada vez que se pierda un óvulo éste no se volverá a recuperar, restándose del recuento total de la reserva ovárica. Es decir, toda mujer tiene un número limitado de folículos primordiales que acaban conformando la reserva ovárica, disminuyendo gradualmente su número a lo largo de la vida y culminando en el momento de la menopausia. De hecho, la menopausia se podría definir como el final de la reserva de folículos primordiales, donde del millón de folículos al nacimiento se pasa a su casi total desaparición.
Las implicaciones de este momento en la vida de la mujer no son solo fisiológicas, sino que abarca un amplio espectro de reacciones que implica a las emociones y la gestión psicológica del proceso. Estar bien preparada mentalmente es tan importante como estarlo biológicamente. Para atender esta necesidad, contamos con nuestro departamento de atención psicológica.
¿Cómo proceder a un recuento fiable? Métodos de diagnóstico
Los métodos que vienen siendo utilizados con más frecuencia para proceder al recuento ovárico son la ecografía vaginal y la prueba de la hormona antimülleriana. La ecografía vaginal consiste en una técnica de imagen donde se representa la anatomía pélvica. Allá por 1972, Kratochwil y col. fueron los primeros en observar el útero y los ovarios a través de técnicas de sonido abdominal, permitiéndoles observar los cambios ováricos y endometriales durante todo el ciclo. En la actualidad, el objetivo de la ecografía en el recuento ovárico es establecer un registro o línea base de ovulación que permita ajustarse mejor a los procedimientos de fecundación. Es por ello que la paciente suele acudir en más de una ocasión a la clínica para realizar más de una ecografía de seguimiento.
La ecografía vaginal
En nuestra clínica disponemos de las técnicas de evaluación y diagnóstico más apropiadas para determinar el estado del organismo de la mujer. Una de ellas es la ecografía vaginal, una prueba de diagnóstico no invasiva que permite obtener imágenes de los ovarios, útero y trompas de Falopio. Su precisión a la hora de detectar formas irregulares o patrones no esperados se corresponde con la necesidad de nuestros profesionales de trabajar sobre seguro. Si quieres conocer la importancia de la realización de esta prueba, nuestro blog está lleno de contenido para conocer la prueba más al detalle.
Mediante la ecografía vaginal se pueden obtener imágenes de menos de 5 mm que permiten la localización de los folículos antrales, responsables del conteo de folículos y que permiten evaluar la capacidad de la reserva ovárica.
Prueba de la hormona antimülleriana
La hormona antimülleriana puede determinar por sí sola los mismos parámetros que las otras técnicas. Se trata de una hormona glicoproteína que, traducido a un lenguaje coloquial, sería la encargada de frenar el desarrollo de los folículos más iniciales del ovario. Sus niveles en sangre establecen el tempo y el número de folículos primordiales y en desarrollo inicial, procediendo así al recuento ovárico. Esta técnica también es de utilidad para realizar predicciones acerca de cómo será la respuesta ovárica de la paciente en un futuro.
De este modo podemos anticiparnos y si se detecta una baja reserva ovárica en las pruebas mencionadas, sabemos que es el momento ideal para buscar el embarazo.
Tratamientos principales: fecundación in vitro e inseminación artificial
La fecundación in vitro (FIV) fue ideada inicialmente como una técnica para la infertilidad debida a una obstrucción mecánica o daño tubárico. La fecundación in vitro está compuesta por muchos más pasos que la fecundación per se. En un tratamiento de fecundación in vitro se suceden una serie de etapas que van preparando a la paciente para el momento de la fecundación y para que esta se dé en condiciones óptimas. En nuestra clínica, llevamos a cabo dicho proceso optimizando dichas etapas para hacer aún más rápido y cómodo este recorrido.
La primera de esas etapas suele incluir la hiperestimulación ovárica, llevada a cabo a través del uso de gonadotropinas exógenas. La asimilación de dichas hormonas determinará el paso a la siguiente etapa, donde se procederá a la recuperación de los ovocitos de los ovarios con la ayuda de la ecografía transvaginal. Una vez se han recolectado los óvulos de la paciente, éstos pasarán a ser fecundados en el laboratorio. Finalmente, solo quedará realizar la transferencia del embrión fecundado en el útero, completando el proceso de fecundación in vitro.
Si la paciente presenta una buena integridad fisiológica en su aparato reproductor, podría considerar la opción de la inseminación artificial, que se distingue de la fecundación in vitro por el lugar donde se fecundan los óvulos: en el caso de la inseminación artificial se fecundan en las trompas de la paciente y no en condiciones de laboratorio. Esta técnica de reproducción asistida consiste en depositar una muestra de espermatozoides de movilidad optima y en número suficiente en el útero de la mujer. En condiciones normales los espermatozoides deberían recorrer todo el aparato genital hasta llegar al ovocito situado en las trompas. Para ahorrar ese camino al espermatozoide, esta técnica lo acerca físicamente al óvulo para que la fecundación sea más fácil. Unos 15 días más tarde, la prueba de embarazo en orina determinará si la técnica de reproducción ha sido efectiva. Para conocer con detalle el modo en que lo llevamos a cabo en nuestra clínica, visita nuestra página web.
Los especialistas en fecundación deben prestar atención también al aspecto cualitativo de los óvulos. Una de las ventajas de la fecundación in vitro sobre la inseminación artificial es que, al extraer los óvulos de los folículos ováricos y observarlos en el laboratorio, se puede determinar la calidad de los mismos, por lo que una fecundación in vitro también puede ser de carácter diagnóstico. En el caso de la inseminación artificial no es posible contrastar la calidad del óvulo y el desarrollo del proceso de fecundación debido a que se encuentra ya en el interior del organismo de la mujer.